Declaraciones de los Obispos Católicos de Michigan Sobre la Inmigración
Nosotros, los obispos católicos romanos en Michigan, traemos nuestras voces como maestros de la fe al debate público sobre la política migratoria. Lo hacemos con profunda preocupación acerca de la efectividad del sistema migratorio de la nación y la falta de una política pública federal coherente que trabaje por el bien común de todos en el país.
Apoyamos el impacto positivo que las comunidades migrantes han tenido en nuestro país y especialmente en nuestro estado. Reconocemos el derecho de nuestro país de regular sus propias fronteras para controlar la inmigración. Creemos que las fronteras deben ser reguladas con justicia y misericordia, ya que la gente tiene un derecho divino a emigrar cuando es necesario para preservar sus vidas y mantener a sus familias. Nos solidarizamos con los niños nacidos en los Estados Unidos que luego ven a sus padres ser deportados, mientras los hijos son aún menores de edad. Estamos conscientes de que un sistema migratorio ineficaz tiene ramificaciones negativas en algunos lugares y en algunos momentos, tales como un aumento en la delincuencia y la proliferación del tráfico de drogas.
Si bien estos problemas nacionales de inmigración deben ser resueltos, es injusto y equivocado culpar a los indocumentados por los problemas, que con mayor exactitud pueden ser atribuidos a una política fracasada. El gobierno federal tiene la responsabilidad de promulgar y aplicar leyes que traten a las personas inmigrantes con la misma dignidad a que sus ciudadanos nativos. Como tal, debe haber un esfuerzo concertado para encontrar una vía hacia la ciudadanía para los indocumentados que viven aquí, que trabajan aquí, han formado una familia aquí y han contribuido al bien común.
Debido a que el Congreso aún tiene que desarrollar una política migratoria integral, la realidad es que las legislaturas estatales están tratando de resolver este problema. Reconocemos la autoridad del estado para promulgar su propia legislación, sin embargo, el continuo fracaso a nivel federal para aprobar una reforma migratoria integral no significa que el estado deba aplicar políticas que deben ser resueltas más apropiadamente por las autoridades nacionales de inmigración y el Congreso de los Estados Unidos.
En caso de que los políticos de nuestro estado debatan las leyes de inmigración, nosotros, como líderes morales y maestros de la fe, creemos que la medida propuesta debe:
- Respetar la dignidad humana de todas las personas y trabajar contra cualquier injusticia que pueda comprometer la dignidad de los inmigrantes.
- Promover y dar prioridad a la reunificación de las familias.
- Reconocer la valiosa contribución a la comunidad que hacen los inmigrantes y los migrantes que trabajan y viven aquí.
A medida que el debate nacional sobre inmigración se prolonga, alentamos a todos los católicos a que recurran a las ricas y antiguas enseñanzas de la Iglesia sobre la inmigración y la dignidad que debe proporcionarse a todos los seres humanos. “Yo era un forastero y me diste la bienvenida” (Mateo 25:35). Alentamos a los miembros de la legislatura de Michigan a rechazar las medidas que atentan contra los inmigrantes, especialmente los indocumentados y alentamos a la delegación de Michigan en el Congreso en Washington, DC, para que contribuyan a los esfuerzos federales que tratan de arreglar el sistema de inmigración del país.
- Reverendísimo Allen H. Vigneron
Arzobispo de Detroit - Reverendísimo Bernard A. Hebda
Obispo de Gaylord - Reverendísimo Walter A. Hurley
Obispo de Grand Rapids - Reverendísimo Paul J. Bradley
Obispo de Kalamazoo - Reverendísimo Earl A. Boyea
Obispo de Lansing - Reverendísimo Alexander K. Sample
Obispo de Marquette - Reverendísimo Joseph R. Cistone
Obispo de Saginaw